martes, 31 de diciembre de 2013

Artíluco muy interesante sobre Sonia e Iván, publicado en Planetarunning.com

Cuando Sonia encontró a Iván
Corren unidos por un cordel
Se conocieron en una prueba en Tenerife y, desde entonces, ambos son inseparables en carreras de montaña. Iván, el guía, ha cambiado por completo la vida deportiva de Sonia, atleta invidente.
31-DICIEMBRE-2013 - DANIEL SANABRIA / FOTOS: CARLOS CABRERA, VÍCTOR TORRES Y ÁLEX ROSA



Unidos por la muñeca gracias a un pequeño cordel, Iván y Sonia suman un nuevo kilómetro. Entrenan y compiten juntos desde hace dos años, y lo hacen de tal manera que sus cerebros se conectan como si fuesen dos máquinas perfectamente complementarias. No hay obstáculos en la montaña que esta pareja de corredores no pueda salvar. Sonia puede ver a través de los ojos de Iván. Bueno, a través de sus palabras. Según avanzan sobre el terreno, el guía transmite a la joven todo lo que van encontrando a su paso, haciendo las funciones de un copiloto de rally.
Su relación deportiva empezó en Anaga hace casi dos años. La curiosidad de correr junto a una atleta ciega llevó a Iván a atarse una cuerda a Sonia y participar así en la carrera tinerfeña. Lo que podía haber sido una experiencia puntual se convirtió con los días en una rutina. Empezaron a entrenar juntos y pronto volverían a colgarse un dorsal. "Nunca olvidaré nuestra primera carrera juntos, fue un trail en Guía de Isora. Fue una prueba durísima, tanto por el trazado como por el terreno técnico. Había muchísima piedra suelta, barrancos, y aquel día nos caímos varias veces, yo por mi lado y ella por el suyo", nos comenta Iván, de 29 años.
Mucho han cambiado las cosas desde aquel accidentado día. La coordinación de ambos para correr juntos ha alcanzado extremos impensables para Sonia hace tan solo unos meses."Ella ahora ya sabe lo que tiene que hacer con ir enganchada conmigo del brazo. Por los movimientos que yo voy haciendo, ella ya sabe que tiene que saltar, o tener cuidado porque hay algo en el camino", comenta Iván.
A pesar del durísimo revés que le dio la vida, Sonia, de 25 años, no ha perdido la sonrisa ni la ilusión por vivir. Feliz junto a su guía, asegura haber encontrado la pareja perfecta para hacer deporte en el momte. "Las primeras veces salía con los monitores de la ONCE a hacer algún trekking, pero no me acostumbré a la barra que utilizaban para llevarnos y decidí dejarlo. Además, yo lo que quería era correr, no hacer senderismo. Y por eso decidí empezar con las carreras de montaña", explica la joven.

Conexión mental

Pero no todo ha sido tan fácil para la joven canaria. Nos cuenta que la primera vez que se inscribió a un trail la rechazaron por ser invidente. Tuvo que esperar a demostrar su capacidad en otra carrera para que la dejaran participar como a una corredora más. De su mano han corrido varios atletas, pero ninguno ha tenido jamás la deferencia de acondicionar sus entrenamientos a ella.
Hasta que encontró a Iván. "Realmente ha sido él quien me ha ayudado a sacar todo mi potencial como deportista. Gracias a él he conseguido coger fuerza, velocidad y resistencia. Sin él no habría podido hacerlo. He tenido otros guías, pero apenas me duraban unos días. Me decían que si corríamos tanto no podían hablarme a la vez, o que eran demasiados kilómetros. Ahora llego a la meta fundida, sabiendo que he dado todo lo que había dentro de mi", comenta orgullosa Sonia.
Nuestra protagonista no solo ha ganado consistencia en el aspecto físico, sino también en el de la seguridad. "Correr con Iván me aporta muchísima tranquilidad, algo que nunca había tenido. Voy muy segura porque sé que va concentrado en mi, no como otros guías que me han llevado y mientras saludaban a la gente o posaban para las fotos, yo me he caído al suelo. Corría muy tensa e insegura, pero ahora no".
La pareja de atletas canarios no se ponen límites y participan en todo tipo de pruebas de montaña, incluídas las carreras verticales. Y aunque a Sonia le encantaría poder correr más kilómetros ("si no fuera invidente me lanzaría sin dudarlo"), tienen la barrera de los 30 km como listón máximo. Al menos por el momento. "¿Qué por qué no hemos hecho distancias más largas? Porque nosotros trabajamos mucho la cabeza mientras corremos, él por estar hablando todo el tiempo mientras me describe el terreno y yo por recibir sus mensajes a cada instante y correr en función de ellos. En un trail terminamos antes agotados mentalmente que físicamente. Si pierdo la conexión mental con él, mis piernas dejarían de funcionar", explica.
Y es que si hay alguien que, literalmente, corra por sensaciones en la montaña, esa es Sonia Ramos. Como atleta invidente, vive las carreras de una manera muy especial, tratando de traducir en su imaginación todo lo que escucha a su alrededor."Trato de recrear el paisaje por el que vamos, si hay humedad sé que estamos en una zona árida, si sopla el viento con fuerza, sé que estamos bordeando un volcán. Por los sonidos, el clima, el viento o la altura puedo imaginar el camino en el que estamos", comenta sonriente.
Su guía, Iván, confiesa que se siente tan orgulloso de ella que sacrifica su propio rendimiento para entrenar y competir al ritmo de Sonia. Él mejor que nadie la ha visto progresar desde que la conoció, y en mente ya tienen apuntarse a una ultra-trail."Estamos entrenando muy duro, si todo continua igual, podemos alcanzar nuevos objetivos esta temporada", aseguran con ilusión.


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